Su nombre proviene del árabe «AL-KALA», que significa castillo.

Lo más característico son sus casas, que constituyen un buen ejemplo de arquitectura popular. Están excavadas en la montaña, y a través de calles estrechas y empinadas, se elevan hacia el castillo. Son casas cuevas y tienen la peculiaridad de que al exterior parecen viviendas normales, pero sus fachadas esconden una serie de cuevas que forman las habitaciones de estas.
Alcalá del Júcar está declarada como conjunto Histórico-Artístico
Alcalá del Júcar es una localidad de la Manchuela, en la provincia de Albacete y se ubica en la Hoz del Júcar. El río Júcar nace en la Serranía de Cuenca y en su paso por la Manchuela, crea un escarpado paisaje conocido como el Cañón del Júcar. Es un trayecto sinuoso, hundido en una gran garganta, donde el río se contonea entre barrancos y crestas calcáreas.
Antiguamente, Alcalá del Júcar, fue aduana del Camino Real de Castilla a Levante y ha sido declarado Conjunto Histórico-Artístico.



El Castillo de Alcalá del Júcar
Fue construido en época árabe, pero cuando Alfonso VIII conquista la zona del Júcar hacia el año 1.213, pasa a manos cristianas. A mediados del siglo XV, en la época de Don Juan Pacheco, Marqués de Villena, es reformado. Se conservan restos de la primitiva muralla, dos torrecillas de planta circular en los ángulos rectos y de un torreón pentagonal de tres plantas, que es la Torre del Homenaje.
La parroquia de San Andrés
Esta iglesia es el resultado de una serie de obras llevadas a cabo entre los siglos XV y XVIII. Presenta una única nave en forma de cruz latina y un crucero que se cubre con cúpula. El pórtico de entrada es de estilo neoclásico y la torre, ejecutada por el arquitecto Lorenzo Alonso, al igual que la fachada, también es de estilo academicista.
Puente Romano
Es un puente de origen romano, pero en el siglo XVIII fue reconstruido. Era paso obligado en el Camino Real de Castilla a Levante, por lo que cobró gran importancia durante los siglos XIV y XV, convirtiéndose en aduana.
La Ermita de San Lorenzo
La Ermita de San Lorenzo de Alcalá del Júcar está situada a tres kilómetros de Alcalá del Júcar. Se tiene constancia de que en el año 1579 ya existía, aunque entre sus pinturas hay una inscripción que alude al año 1.805 como fecha de conclusión. Su decoración es de estilo neoclásico.
La Cueva de Garadén
La Cueva de Garadén se encuentra cerca de la ermita de San Lorenzo y es uno de los pocos ejemplos de cueva fortificada que se conocen en la península. Esta cueva está íntimamente ligada a la historia de Alcalá, ya que una leyenda cuenta la existencia de un rey moro llamado Agraden, que al parecer habitó en ella. También ha servido para desempeñar funciones de vigilancia en el Camino Real.
Embalse de Tolosa
El embalse de Tolosa, esta situado a 5 Kilometros de Alcalá del Júcar en la pedanía que lleva su nombre, este paraje es un remanso de traquilidad.
Plaza de Toros
Única en su estilo por su forma irregular. Se desconoce su fecha de construcción y se reconstruyo en 1.902 para celebrar festejos taurinos y teatro, se encuentra al otro lado del río en la ladera de la montaña.
Cuevas del Diablo
En pleno casco histórico de Alcalá del Júcar, se encuentran dos de las cuevas con más historia de la localidad. Se trata de la cueva de Garadén y la Cueva del Diablo. La más antigua de las dos, la de Garadén, tiene alrededor de 750 años de historia y que posee un gran mirador. La función de esta cueva, era bélica. «Era como un puesto de centinelas, porque Alcalá del Júcar era un lugar de paso». Era el paso hacia levante. «Toda la gente que venía de Castilla-La Mancha rumbo a levante pasaba por aquí y debía pagar tributo». Con la llegada a la zona de los cristianos y la expulsión de los moros, no se sabía que utilidad darle a la cueva. Al final fue transformada en unos grandes palomares, para su cría y reproducción, perdiendo así su función bélica. Justo debajo de la cueva de Garadén, se encuentra la cueva del Diablo, que tiene más de un siglo de historia y que en la actualidad se encuentran unida.